Falsos mitos del Alcohol
Beber los fines de semana no daña nuestro organismo. Siempre que abusamos del alcohol, ya sea de forma habitual u ocasionalmente, dañamos nuestro organismo. Este daño será menor o mayor dependiendo de muchos factores, como las características personales o el llamado «patrón de consumo», es decir, con qué frecuencia se consume (todos los días, los fines de semana o de manera ocasional), y cantidad (grandes atracones de alcohol en poco tiempo o una cerveza cada dos horas). Además, si se consume en edades tempranas, como la pubertad o la adolescencia, el daño al cerebro será mayor y habrá más posibilidades de generar una dependencia al alcohol.
El alcohol te quita el frio. No es cierto. El alcohol es un vasodilatador. Esto provoca que los capilares de la piel se ensanchen y circule más sangre por ellos, por eso tenemos esa sensación momentánea de calor. Sin embargo, al encontrarse la sangre tan cerca de la superficie hace que se enfríe rápidamente.
El alcohol facilita nuestras relaciones sexuales. El consumo abusivo muchas veces dificulta o incluso impide unas relaciones sexuales.
El alcohol alimenta. El alcohol no sirve como sustitutivo de la comida. Al contrario, al tratarse de calorías vacías (gran cantidad de energía pero con pocos o ningún nutriente) aumenta la producción de grasa. Engorda pero no alimenta.
Una ducha fría o una taza de café te ayudan a ponerte sobrio. Los efectos no pasarán hasta que no se elimine el alcohol en sangre. Tomar café o una ducha no acelera este proceso.
Beber alcohol te quita la resaca. Beber alcohol durante la resaca ni la mejora ni la elimina, más bien la empeora ¿Cómo la misma sustancia que te ha provocado la resaca podría quitártela?
El alcohol te hace olvidar los problemas. Si te encuentras triste o deprimido, beber puede hacerte sentirte peor emocionalmente. Cuando comenzamos a tomar los primeros tragos de alcohol, la producción de beta-endorfinas (hormonas encargadas de la reducción de estrés y la sensación de euforia) aumenta ligeramente. Sin embargo, si seguimos bebiendo la producción de estas hormonas disminuye enormemente.
Masticar chicle te hace inmune al alcoholímetro. Ni chicle, ni café, ni agua, ni refrescos…nada podrá ayudarte a engañar al alcoholímetro. Recuerda que el alcoholímetro mide el alcohol que está en nuestros pulmones.
Si aguantas más el alcohol te afecta menos. Si cada vez aguantas más el alcohol, puede ser que tu organismo se haya acostumbrado. Has desarrollado tolerancia, pero eso no significa que te haga menos daño, sino que tienes más riesgo de convertirte en dependiente.
El alcohol te da energía. Es un depresor del sistema nervioso, y aunque tras los primeros tragos notes una sensación de euforia, el alcohol irá mermando tu capacidad de hablar, de pensar, de moverte …
El alcohol se elimina más rápidamente haciendo ejercicio o vomitando. Por estas vías se expulsa menos de un 10% de alcohol, insuficiente para afectar al nivel de alcoholemia o a la borrachera.
La tónica quita la borrachera. Lo único que puede hacer es reducir el malestar provocado por la mezcla de sabores o por el vómito, pero no afectan al nivel de alcoholemia.
Cuando se vaya acercando la hora de conducir dejo de beber. Se trata de una práctica habitual pero es peligroso, puesto que el alcohol tiene su máximo efecto en el cuerpo una hora después de haberlo ingerido.